[PÚBLICA] Sigamos hacia la Grand Line

- ¿¿¡¡TE DIVIERTES!!?? - chillé aún removiéndome hasta que me soltó el brazo, rojo de dolor por donde me tenía cogida hasta segundos antes. - ¡¡PUES VETE A DIVERTIRTE CON OTRA!!

La agarré por la nuca y la acerqué a mis labios, rápidamente, le di un beso en los labios, dulce, y duro a la vez, soltandola al rato.
-Me divierto más contigo...
Le dije con una sonrisita.

Puaj! El libro era interesante pero casi me lo sabia de memoria así que lo dejé encima de la mesa y cerré los ojos...

Esbocé una mueca molesta juntamente con el ceño fruncido pero un fuerte sonrojo me delataba.

- No me gusta que jueguen conmigo - gruñí como pude

Sonrio y me aparto aún más de ella, bajando por la calle.
-Si, bueno, yo no jugaria contigo...pero claro...
Me giré y la miré.
-Eres de la marina... dudo que lo nuestro funcione...
Seguí bajando, hasta agarrar la bolsa y guardarmela, llegando hasta la puerta de Ayame y lanzarle una última sonrisa a Julianne...

Me desperté de golpe. Maldición! Otra vez soñando con lo mismo. Me metí un guantazo a mi misma. Mira que quedarme dormida!!!

Fruncí el ceño y apreté de nuevo la mandíbula secándome las lágrimas.

- ¡¡COBARDE!! - grité y salí corriendo hacia el barco, desapareciendo del lugar. Cuando ya había corrido tres calles lejos de allí me pare y me recosté en una pared. Resbalé por ella y caí sentada al suelo. Rebusqué entre mis ropas buscando mi paquete de cigarrillos. Cuando lo encontré lo zarandeé a duras penas, mis manos temblaban a más no poder- Mierda... - gruñí hasta que finalmente un cigarrillo salió y lo cogí con los labios. Busqué el zippo y cuando lo tuve, frío, en mis manos no conseguía encenderlo.

Apreté con fuerza la cajetilla de cigarros desmigajándolos todos. Seguí temblando sin saber porqué y pensando porque demonios le había gritado.

Escucho su grito desde la puerta de Ayame y suspiré, odiaba que me llamasen cobarde, ya que esa cualidad no la poseía, y laseguí rápidamente, perdiendola en una calle, y seguí buscandola, hasta que, en una callejuela, encontré a Julianne, abriendo su cajetilla de cigarros y encendiendolo, y más tarde, pulverizando su cajetilla, dejando nada más que una caja arrugada y rota y en su interior, cigarros rotos por todos sus costados. Me acerqué a ella, serio, y me senté a su lado, sin pedir permiso.
-Vas a dejar de fumar? Por lo de la cajetilla...
Le dije, sin mirarla, miraba a la pared de delante, serio.

Ya casi era la hora de comer. Me rugían las tripas!!! Me dirigí a la cocina para hacer algo... un sopa, mismo. Así estaria entretenida y no pensaria mas en el sueño de siempre....

Ni le miro.

- No. - gruñí. - Ya me compraré otro. ¿Querías algo?

Aparté mi mirada del frente y miré a Julianne, tiernamente.
-Nada en especial... hablar contigo...sobre lo que ha pasado...
Suspiré, me costaba pronunciar esas palabras...

Estaba removiendo el contenido de puchero cuando me salpiqué justo en la herida de la mañana. Que escozooooor!!! Rapidamente me quité las vendas llenas de sangre y puse la mano debajo del grifo otra vez. Mucho mejor. Volvi a sacar otras vendas y me vendé la mano de nuevo a duras penas. Probé la sopa, estaba sosa, y empecé a buscar la sal por toda la cocina...

- ¿Qué ha pasado? - digo dando una calada del cigarro echando lentamente el humo por la boca, haciéndome la despreocupada y desentendida.

Suspiro, triste, por tener que volver a narrar lo que había pasado...
-No te hagas la tonta... no pienso narrarte lo que acabo de hacer hace unos instantes... vale?
Le agarro el cigarro que tenía en la mano y le di una calada, soltando el humo y devolviendole el cigarro, con la cabeza baja...

- Aaaaarg!! Maldita sea, no encuentro la sal!!!! - grité. Donde podia estar??

Estuve un rato pensando, hasta que di con la solucion. Se me acabó hace unos dias y se me olvidó ir a comprar...

Le dejé una nota a Trendy, por si llegaba él antes que yo:

'Trendy, me voy a comprar sal, que se me ha acabado. Estoy haciendo sopa para comer, la he dejado en el fuego. Ten cuidado no se incendie la casa. No tardare en volver.
Adios.'

Cogí el dinero y cerré la puerta.

Le miro con las cejas alzadas.

- ¿Desde cuando fumas? - pregunte llevándome de nuevo el cigarro a los labios - Bueno, supongo que me toca preguntar el porque, ¿no?

Suspiro...
-Me has pegado el vicio...
Sonrio ligeramente y la miro...
-De veras que no te acuerdas?...o simplemente... has olvidado todo lo ocurrido...? Tan mal beso...?
Intento reir, pero me sale una carcajada penosa.

'Donde estaba la maldita tienda??' pensé, perdida en mi pueblo natal. 'Penoso, me pierdo en el pueblo en el que naci...'
Seguí caminando por la calle, doblé la esquina y alli estaba. 'Aleluya'. Sin pensarlo dos veces, entré.

Sonrío de lado

- Pero es MI vicio. - le miro de reojo. - Nah... Solo me hacía la despistada. Tampoco tengo mucho con que compararlo... Mejor dicho... Con nada...

-Pues, creo que te voy a robar el vicio...
Sonrio timidamente, ocultandome con mi sombrero.
-Con nada? Vaya... no me lo esperaba... porcierto... porque decidistes seguirme en Loguetown? ... Sólo querías atraparme... o había algo más?
Mi cabeza aún estaba oculta por mi sombrero, y con una mano le robé el cigarrillo y le di otra calada, dejandolo casí inexistente, expulsando todo el humo por la nariz..

- ¿Algo más? - pregunto. - No, solo te seguía para vigilarte. ¿Debería haber algo más?

-No sé, por tu parte no sé... por la mía habian algunas ilusiónes... pero creo que ahora no són más que eso, ilusiónes...
Sonrio, intentando quitarle nuevamente el cigarrillo, pero ví como le daba una última calda y lo lanzaba al suelo, pisandolo con la punta de la bota...

- ¿Ilusiones? - pregunto no intentando ilusionarme yo misma. Me pegué mentalmente. ¿Yo? ¿Qué? ¿Qué me estaba pasando?

-Sí... ilusiónes... porque... no creo que la chica de la marina... la chica que odia los piratas... quiéra ser la futura reina de ellos...
Dicho esto sonrio y dejo mostrar mi rostro, ilusiónado, y ardiente de deseo...
-Pero... són sólo eso... ilusiónes...

Le miro intentando reprimir un sonrojo. Giro la cabeza antes de que lo vea.

- Yo no dije que odiase los piratas. - gruño abrazando mis piernas contra mi pecho y hundiendo la cabeza en las rodillas. - Solo se que odio a unos cuantos de ellos por hacerme la vida imposible.